Una alimentación equilibrada durante los ocho primeros meses crea los cimientos de una buena salud y de la futura vitalidad del perro.
Proporcionalmente, las necesidades del cachorro duplican las del perro adulto. El control periódico del incremento de peso en el cachorro permite controlar su desarrollo (curva de crecimiento). La alimentación debe tener necesariamente un contenido alto en proteínas y un aporte constante de calcio y fósforo. Conviene seguir escrupulosamente los consejos del veterinario.
Como sus necesidades de calorías son elevadas, el cachorro debe recibir varias comidas diarias. Entre las 7 y 12 semanas, hay que alimentarlo cuatro veces al día: por la mañana y por la noche con una comida a base de leche y cereales para perros, y al mediodía y por la tarde, con una comida que contenga cereales, verduras y carne fresca picada mezclada con hueso en polvo. Los alimentos industriales especiales para cachorros son muy aconsejables, pues son equilibrados y responden a las necesidades específicas del cachorro.
Hacia la duodécima semana y hasta los seis meses de edad, puede eliminarse una de las comidas a base de leche o una con alimentos preparados. El perro conserva dos comidas diarias hasta los 16 meses, cuando se puede dar por concluido su crecimiento.
Redactado por Luis Landeo
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