Becky es una perrita de 5 a 6 años de edad aproximadamente. A la cual entrené en obediencia durante el primer año de su vida. Durante esa etapa le vi condiciones para practicar agility ya que era muy concentrada y dispuesta a trabajar por el juguete, siendo incansable y obsesiva por las pelotas.
Recomendé a sus dueños la práctica de este deporte al mismo tiempo que le servía a la perrita para desfogar energías, pero otras prioridades las cuales desconozco se antepusieron a los deseos de verlos entrenar agility.
Pasado algún tiempo volví a comunicarme con los dueños de Becky para saber si estarían interesados en que Becky sea entrenada en agility y les ofrecí una beca de un mes, para ese entonces Becky ya contaba con 3 años y durante esos entrenamientos de introducción al agility confirmé lo que ya había visto en ella, una gran promesa para el agility. Terminó el tiempo de la beca ofrecida pero sus dueños al parecer tenían otras prioridades y Becky siguió como hasta ahora lo es la mascota consentida y mimada de la casa.
Un buen día mi amigo Laander me comenta de la necesidad de tener una mascota con la cual entrenar agility, en esa época mi amigo no tenía el border collie que tiene ahora, y le respondí que creía conocer a la mascota indicada. Pero tuve que advertirle en ese momento que hacía casi 2 años que no veia a Becky y no estaba al tanto de como estaría a estas alturas considerando que había parido una camada y que ya tenía 5 años de edad como mínimo. Acordamos visitar a la familia de Becky para conversar y de paso evaluar las condiciones actuales de ella, para lo cual la llevamos al centro de entrenamiento que queda a tan solo 2 cuadras de su casa -estando tan cerca nunca se animaron por el agility esto es paradójico, ¿no?.
Finalmente, Laander pudo comprobar lo que ya le había comentado y les propuso a sus dueños entrenar a su mascota gratuitamente con la condición de que él participaría con ella en los concursos. Ellos aceptaron la propuesta y todo estaba listo para que Laander entrenara a Becky bajo mi supervisión y asesoría. Y bueno esto es algo de lo que pudimos trabajar con Becky, lo cual podemos apreciar en los siguientes videos.
Laander y Becky fueron progresando en la medida que sudaban la gota gorda en cada entrenamiento pero pasado el tiempo surgieron algunas dificultades y prioridades tanto con Laander como conmigo y tuvimos que interrumpir los entrenamientos con Becky dejando la posibilidad abierta de retomar más adelante.
Que sea un hasta pronto Becky porque siempre he creido en tu capacidad de atleta.
Saludos
Toño